La necesidad de un pensamiento e ideas independientes en materia de derechos humanos no podría ser mayor. El Consejo de Derechos humanos, creado en 2006, enfrenta grandes retos para implementar de manera exitosa y efectiva su mandato. Luego de un comienzo incierto, el Consejo es generalmente visto (por lo menos entre los delegados asignados a éste) de haver fortalecido su desempeño en los años recientes. Sin embargo, la creencia de su mejora cualitativa esta basada, en su mayoría, en evidencia anecdótica y en rol pro activo del Consejo al responder a importantes crisis de derechos humanos, incluyendo las ocurridas en Libia y en Siria.
Hay una clara falta de investigación empírica que demuestre (o contradiga) la percepción de quienes participan en el proceso de toma decisiones en Ginebra sobre los resultados positivos que el Consejo ha alcanzado hasta el momento. La falta de esta investigación basada en evidencia empírica probablemente explica la desconexión que existe entre las percepciones del Consejo dentro y fuera de Ginebra, y el escepticismo con el que frecuentemente quienes participan en el diseño y toma de decisiones sobre políticas publicas de derechos humanos en Ginebra, abordan el trabajo del Consejo.
La relativa falta de análisis y asesoramiento independiente y ampliamente accesible de las políticas también repercute negativamente en la eficacia de los mecanismos del Consejo, incluidos los órganos creados en virtud de tratados y los procedimientos especiales; así como también de los otros órganos, programas y procesos de las Naciones Unidas que tienen una importante incidencia en los derechos humanos, entre ellos la Tercera Comisión de la Asamblea General, el Consejo de Seguridad, la Secretaría de las Naciones Unidas, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos y las Naciones Unidas Programa de Desarrollo; y sobre los mecanismos regionales y nacionales de derechos humanos.
Por último, dicha brecha exacerba la ya existente desconexión entre la formulación de políticas a nivel internacional y su aplicación a nivel regional, nacional y local.
Al mismo tiempo, el poder de los derechos humanos como un lenguaje universal y un conjunto de valores nunca ha sido mayor. En relación con esto, preguntas y cuestiones cruciales centradas en los derechos humanos se han vuelto enormemente importantes. Algunos de las más significativas han sido evidentes en los últimos años en el contexto de la Primavera Árabe -en particular las cuestiones interrelacionadas de los derechos humanos, la transición democrática, la rendición de cuentas, la justicia, la religión y la difusión de las tecnologías de la información. Éstas y las cuestiones relacionadas con la “imagen general” de la universalidad, la diversidad y el relativismo cultural; La complejidad, la intensidad de los recursos y la eficacia de los mecanismos de control y observancia; Y la politización de los argumentos de los derechos humanos, son a la vez sensibles y complejos. Los formuladores de políticas de derechos humanos y otras partes interesadas en todos los niveles deben ser capaces de identificar, comprender y formular respuestas a estas cuestiones.
Con todo esto en mente, existe una clara necesidad de una institución que sea independiente y ampliamente creíble, no una organización activista, sino una institución que lleve a cabo investigaciones y análisis de políticas independientes y científicamente sólidas y ofrezca opciones políticas políticamente viables sobre cuestiones de derechos humanos. Esa investigación debe exigir el respeto de todas las partes de la comunidad de derechos humanos en todas las regiones del mundo y llamar la atención de los principales responsables de los sectores público y privado, en Ginebra, Nueva York, en las capitales regionales y nacionales y en otros lugares.