Cada vez se reconoce más que, a medida que el Consejo de Derechos Humanos (Consejo) se aproxima a su 12º aniversario, es necesario emprender un diálogo inclusivo, interregional y estructurado para examinar cómo el Consejo puede cumplir de una mejor manera su mandato y propósito, tal como se establece en Resolución GA 60/251. Esto incluye discusiones sobre cómo el trabajo y la efectividad del CDH podrían mejorarse y fortalecerse aún más en el futuro.
Eso no significa que sea necesaria una reforma estructural basada en la premisa de que el Consejo está fallando de raíz. Por el contrario, significa que es necesario buscar mejoras puntuales, basadas en evidencia, y enfocadas en una serie de áreas específicas, en donde la experiencia de los últimos doce años sugiere que el Consejo podría desempeñarse de una mejor manera. Ejemplos de tales áreas incluyen: 1) métodos de trabajo; 2) la agenda y el programa de trabajo; 3) mayor efectividad en la creación de capacidades y soporte técnico; 4) membresía – en particular apoyando la inclusión y el acceso para una membresía más diversa, y un mejor cumplimiento de los principios y criterios establecidos en la resolución 60/251 de la Asamblea General; 5) apoyo para la implementación nacional; 6) fortalecer la coordinación y la comunicación entre ‘Ginebra’ y ‘Nueva York’; y 7) garantizar un cambio en la forma en que el Consejo considera y trata situaciones de violaciones de derechos humanos, desde la reacción hasta la prevención.
Los llamados y debates en torno al fortalecimiento del Consejo han aumentado constantemente en los últimos dos años. Parece haber un amplio acuerdo sobre la necesidad de un proceso de reflexión y revisión con miras a mejorar aún más el funcionamiento del Consejo. En la actualidad, la diferencia clave entre los Estados no es si hay una necesidad de mejorar el trabajo del Consejo, sino cómo y cuándo proceder en ese esfuerzo y qué mejoras se necesitan.
Avanzando hacia un Consejo fortalecido
El objetivo general de cualquier proceso de fortalecimiento debe ser crear un Consejo realmente inclusivo, abierto a todos, que funcione para todos y que funcione para todos. Esto se puede lograr mediante el fortalecimiento de los métodos de trabajo del cuerpo, la eficiencia, la eficacia, el impacto y, en última instancia, su credibilidad.
Como se sugirió anteriormente, cualquier esfuerzo para fortalecer al Consejo podría tratar de lograr mejoras en una serie de áreas clave que incluyen, entre otras cosas:
- Métodos de trabajo, la agenda y el programa de trabajo;
- Fortalecimiento de la prestación de asistencia técnica internacional en materia de derechos humanos y apoyo para la creación de capacidades;
- Implementación nacional de obligaciones y compromisos internacionales de derechos humanos;
- Abordaje de situaciones de derechos humanos: de la reacción a la prevención;
- Accesibilidad y membresía del Consejo.
Muchas de estas áreas de potencial fortalecimiento fueron cubiertas en la declaración conjunta liderada por los holandeses en HRC35. Para cada uno de estos temas, será importante considerar y comprender la naturaleza del desafío, y luego identificar los pasos necesarios para mejorar la inclusión, el desempeño y la entrega del Consejo.
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