El derecho a un medio ambiente limpio y saludable quedó fuera de la Declaración Universal de Derechos Humanos (y, por lo tanto, de los dos Pactos) porque se redactó antes de la llegada del movimiento ambiental moderno de los años sesenta y setenta. Sin embargo, en los últimos años, ha habido un creciente interés y movimiento, a nivel nacional, regional e internacional, para corregir esta supervisión y declarar el derecho universal a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible. Más de cien constituciones nacionales ahora reconocen este derecho, al igual que muchos acuerdos regionales de derechos humanos. A nivel de la ONU, el primer relator especial para los derechos humanos y el medio ambiente, John Knox, finalizó su mandato llamando a los Estados a reconocer el derecho al medio ambiente a nivel internacional. Este llamado ha sido apoyado por la nueva Alto Comisionada para los Derechos Humanos.
En relación con este problema, la comunidad internacional también se ha vuelto mucho más consciente, en los últimos años, sobre la difícil situación y la importancia de las personas que trabajan en la interfaz de los derechos humanos y la protección del medio ambiente, es decir, los defensores y defensoras de los derechos humanos (DDHH).
Bajo este proyecto, URG trabajará con aquellos Estados decididos a impulsar, en 2020-2021, el reconocimiento universal del derecho a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible. Lo hará ayudando a argumentar que tal reconocimiento tendría un valor práctico en el mundo real, tanto en términos de una mejor protección y promoción de los derechos humanos individuales, como en términos de protección y conservación del medio ambiente natural. Al mismo tiempo, URG continuará su trabajo para apoyar y crear conciencia sobre el trabajo vital de los/las EHRD, y para protegerles mejor de los riesgos.
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