El papel del próximo(a) Secretario(a) General en la revitalización del pilar olvidado de la ONU

by Marc Limon, Executive Director of the Universal Rights Group and the URG team Beyond the Council BORRAR, Beyond the Council BORRAR, Human rights institutions and mechanisms, Secretary-General

Este artículo apareció originalmente en New World magazine, publicado por la Asociación de las Naciones Unidas en el Reino Unido  (United Nations Association – UK, UNA-UK)


 Los derechos humanos – junto a la paz y la seguridad, y al desarrollo, constituyen uno de los tres pilares de las Naciones Unidas. La naturaleza interconectada de éstos tres es clara: sin avances para promover y proteger los derechos humanos, la comunidad internacional será incapaz de alcanzar paz y seguridad, mientras el desarrollo socio-económico permanecerá desigual. Sin embargo, más de 70 años después del establecimiento de las Naciones Unidas, los derechos humanos permanecen como el pilar olvidado de esta Organización. Para contribuir a alcanzar el propósito de la ONU, la próxima persona en encabezar su Secretaría General deberá resolver este desbalance estructural.

Empezando con las palabras“Nosotros los Pueblos”, la Carta de la ONU claramente sitúa los derechos humanos como centrales al propósito y a los principios de esta organización. Sin embargo, desde el principio, varios estados –especialmente los más poderosos – han visto el trabajo en derechos humanos de la ONU como, en el mejor de los casos, una molestia, y en el peor, una amenaza directa al orden internacional basado en la soberanía y en la no intervención en los asuntos internos.

Al principio, fueron las potencias Occidentales quienes buscaron limitar las acciones de la ONU en derechos humanos. Estos países, preocupados por temas como la colonización y el racismo, argumentaron que la ONU únicamente estaba encargada de promover los derechos humanos, pero no de protegerlos. Esta doctrina de “falta de poder para actuar”estuvo vigente por más de 20 años hasta ser retada en la décadas de 1960 y 70 por grupos de países en vía de desarrollo, los cuales argumentaron que la comunidad internacional estaba obligada a actuar ante graves violaciones de derechos humanos. Esta postura conllevó al nacimiento de resoluciones y mecanismos de la ONU diseñados para fortalecer la capacidad de esta Organización para abordar violaciones de derechos humanos.

Curiosamente, esta forma de reorientar el rol de la ONU de cara a los derechos humanos fue rápidamente acogida por los poderes Occidentales, e igualmente rechazada por países líderes del Sur Global – algunos de los cuales habían aclamado originalmente el desmantelamiento de la doctrina de “falta de poder para actuar”. En un interesante caso de intercambio de papeles, estos últimos países ahora argumentaban que el pilar de derechos humanos de la ONU estaba siendo impulsado por el mundo desarrollado para “nombrar y avergonzar” a los países en vía de desarrollo. Una consecuencia de esta polarización y de las sensibilidades políticas subyacentes que rodeaban la relación entre soberanía, de un lado, y derechos humanos universales, del otro, fue el olvido general de los derechos humanos en términos tanto de financiamiento como de la relativa importancia institucional proporcionada a este pilar. Mientras seguridad y desarrollo son abordados por los órganos principales de la ONU (el Consejo de Seguridad y el Consejo Económico y Social (ECOSOC), los derechos humanos son tratados por un órgano subsidiario (el Consejo de Derechos Humanos).

Esta situación es perjudicial para la credibilidad y efectividad de la ONU como un todo. En caso de llegar a ser abordada, ésta requerirá un fuerte liderazgo por parte de quien encabece la Secretaría General de esta organización. Mientras es poco probable que sean los mismos Estados quienes desarrollen la voluntad política necesaria para dicho cambio, quien lidere dicha Secretaría estará en una posición única para catalizar la reforma correspondiente. Este importante rol fue impulsado de forma efectiva por el anterior Secretario General Kofi Annan. En un reporte de 2005, Annan invitó a que se otorgara a los derechos humanos “una posición de mayor autoridad, acorde con la primacía que se atribuye a los derechos humanos en la Carta de las Naciones Unidas” y propuso reemplazar la Comisión de Derechos Humanos con un Consejo de Derechos Humanos. Mientras dejó a los Estados decidir “si desean que el Consejo de Derechos Humanos sea un órgano principal de las Naciones Unidas o un órgano subsidiario de la Asamblea General” (AG), Annan dejó clara su propia preferencia al situar sus propuestas bajo el título “Los Consejos”- poniendo al Consejo de Derechos Humanos junto al Consejo de Seguridad y a ECOSOC.

Desafortunadamente, mientras la AG apoyó la propuesta de construir el nuevo Consejo, la misma decidió que sería uno de sus órganos subsidiarios. La AG reafirmó su decisión en 2011, pero acordó revisar el estatus del Consejo a los 10 a 15 años siguientes. El periodo previo a esta vital revisión y, posiblemente, el periodo de la revisión misma (2021-2026), caerá dentro del mandato de quien sea designado(a) como Secretario(a) General. Aprovechar esta revisión para fortalecer el pilar de derechos humanos debe ser una prioridad clave de cualquier futuro(a) líder.

La revisión también ofrece una oportunidad invaluable para una reflexión más amplia sobre cómo fortalecer el pilar de derechos humanos, incluyendo a través del financiamiento presupuestario regular y mejorado, y de la implementación optimizada del plan de acción de la ONU “Human Rights Up-Front” . También proporciona, a quien continúe liderando la ONU, la oportunidad de garantizar que los retos globales contemporáneos sean abordados con un enfoque en derechos humanos; retos que van desde el extremismo violento y el cambio climático, hasta alcanzar un desarrollo sostenible para todos.


Foto portada: A general view of participants during 28th Session at the Human Rights Council. 16 de marzo de 2015. Foto ONU Photo, Jean-Marc Ferré, licencia otorgada: CC BY-NC-ND 2.0.

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